- El maestro en su nueva concepción de orientador, guía y facilitador debe mostrar una actuación discreta, motivante e indirecta, que provoque suficiente libertad en el estudiante para que demuestre su capacidad de pensar, generar ideas, sentir y actuar mediante un clima de seguridad y comunicación entre los alumnos y el grupo, los dirigentes de las organizaciones estudiantiles y los miembros de la comunidad.
- Sentir la necesidad de construir acuerdos con el colectivo pedagógico y el grupo estudiantil.
- Tener presente en cada una de las actividades que realice con los estudiantes, el cumplimiento del principio de Exigencia y Respeto a la personalidad del educando.
- Organizar cuidadosamente en qué momento informará o se comunicará con sus estudiantes, y los canales que empleará.
- Emplear en todo momento, el estilo de comunicación asertivo y la toma de la postura adecuada que debe adoptar el cuerpo.
- Lograr una adecuada relación entre la comunicación verbal (lenguaje) y la no verbal (movimientos corporales y faciales).
- Cuidar rigurosamente que cuando los estudiantes se encuentren respondiendo alguna interrogante formulada, se realice alguna mímica o gestualidad corporal que le indique a estos, desacuerdo, incorrección; es decir, que interfiera el desarrollo armónico del proceso comunicativo.
- Emplear el diálogo como núcleo esencial de la interacción y entrenar a los estudiantes para cultivarlo.
- Incorporar la negociación en el proceso comunicativo, como estilo de la interacción y fomentarlo en los estudiantes
- Proponerse la comunicación con los estudiantes, como objetivo y no como medio.
- Entrenarse para lograr la responsabilidad emocional en el proceso de comunicación pedagógica.
- Emplear técnicas participativas para la organización y desarrollo de las actividades docente-educativas que promuevan la participación y la reflexión sistemática.
- Entrenarse en el uso de los medios técnicos como fuente para el debate y la reflexión docente-educativa-formativa.
- El modelo de escuela cubana, inmerso en profundas transformaciones, plantea perspectivas de cambio en los contenidos y en los roles de estudiantes y docentes, lo que exige potenciar el proceso docente educativo como un proceso comunicativo.